Redacción. Valladolid
El Hospital Campo Grande de Valladolid, perteneciente al Grupo Recoletas, ha llevado a cabo “en tiempo récord” su primera cirugía de tumor cerebral. Un quiste hidatídico simple, y de única localización cerebral, con diagnóstico anatomopatológico definitivo, detectado en un varón de mediana edad.
Intervención quirúrgica llevada a cabo por el Doctor Santos, neurocirujano, en el Hospital Campo Grande.
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Un caso apenas descrito en la bibliografía médica, ya que este tipo de hallazgos es frecuente en el contexto de hidatidosis múltiple, pero no simple y con localización cerebral. El hallazgo de un quiste hidatídico simple cerebral se presenta con una frecuencia de menos del 15 por ciento del total de casos de parasitosis de este tipo y su localización única es aún más infrecuente.
El paciente acudió al Hospital Campo Grande por sensación de mareo y cefalea, con un cuadro inespecífico de inestabilidad, sin más focalidad neurológica y sin ningún tipo de sintomatología óptica. Una RMN magnética cerebral permitió, a los dos días de iniciar el estudio, diagnosticar la lesión cerebral. En el mismo día, los miembros del equipo de neurocirugía, encabezado por el Doctor Hugo Santos Benítez, se reunieron con el paciente y le informaron de que el tratamiento óptimo era la resección quirúrgica de la lesión.
La lesión se encontraba en el interior del cerebro, en una zona crítica para la visión, por lo que era imprescindible la precisión de la localización, así como la preservación de estructuras adyacentes para evitar posibles secuelas.
La intervención quirúrgica del paciente se llevó a cabo diez días después del diagnóstico, siendo intervenido por el Doctor Santos y su equipo de neurocirugía. Para la precisa localización de la lesión se utilizaron las coordenadas que facilitó el servicio de radiodiagnóstico, encabezado por el Doctor De la Peña, a través de una RMN para navegación cerebral. La utilización de microscopio de última generación permitió la localización de la lesión, que fue extirpada limpiamente y de forma completa, sin dejar alteración alguna en las vías visuales.
Tres días después de la intervención, la unidad de anatomía patológica informaba de la existencia de una extraña lesión tanto por su localización como por su morfología microscópica, ese tiempo había sido ganado. El amplio estudio llevado a cabo por medicina interna, a través de la Doctora Pascual, determinó una lesión de características atípicas en el óvulo occipital derecho. Un diagnóstico precoz, y certero, llevado a cabo desde la Unidad de medicina Interna del Hospital, permitió que el tiempo trascurrido entre el diagnóstico y la intervención que solucionó el problema del paciente fuera tan solo de diez días.
El uso del programa de navegación cerebral, realizado en el departamento de imagen, permitió una localización precisa de la lesión del paciente, minimizando el tiempo y los daños que puede ocasionar el trauma quirúrgico, resolviendo en este caso el problema sin alteración neurológica postoperatoria. La intervención se llevó a cabo mediante anestesia general por parte de la Doctora Cimarra, anestesista, previniendo problemas cardiológicos durante la cirugía, para lo que se usaron pantalones neumáticos y monitorización intraoperatoria.
La intervención supuso una exéresis completa de la pieza quirúrgica, sin ningún tipo de complicaciones intra o postoperatorias, dándose el alta médica al paciente cinco días después de la intervención quirúrgica. A día de hoy el paciente lleva una vida totalmente normal y no presenta ninguna secuela neurológica de la cirugía cerebral.
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